El nuevo nombramiento presidencial se produce en momentos en que la cuestión agraria del país, de la cual es responsable la flamant
e autoridad, ha adquirido carácter candente, frente a denuncias de que el problema de la tierra en el país ha adquirido gravedad inusitada, debido la mala administración del INRA que funciona bajo dependencia del Ministerio de Desarrollo Rural, abandono de la actividad rural por parte de cientos de familias campesinas, migración a las ciudades, baja producción agropecuaria, subestimación de la reforma agraria y otros aspectos varios que preocupan a la ciudadanía.
A tiempo de posesionar al nuevo administrador del despacho de desarrollo agrícola, el presidente del Estado Plurinacional no pudo menos que hacer referencia a la cuestión agraria del país, al instar al funcionario a que enfrente con “mucha responsabilidad” sus tareas, especialmente en lo que se refiere a encarar actos de corrupción lamentables que tienen que ser castigados, ya que en ninguna institución del gobierno deben repetirse.
Pero, lo que deberá atender el nuevo ministro debe ser el principal asunto que corresponde a su cartera, que es resolver el problema agrario nacional, pues si bien hubo avance notable con la reforma agraria de 1953, no fue resuelto totalmente y, lo que es peor, fue tergiversado y desviado de los objetivos a que estaba destinado en su principio.
Se señala al respecto que la agricultura tuvo un bajón abrupto en su producción y que para cubrir ese déficit, el gobierno se vio obligado a hacer grandes importaciones de alimentos que llegan a los dos mil millones de dólares al año, y que, en forma paralela, creció el contrabando de productos agrícolas en proporción alarmante. Por ese estado de cosas, la pregonada seguridad alimentaria de la población quedó gravemente afectada y la brecha existente ya es insondable.
Diversos centros interesados en el problema agrario del país han denunciado que el asunto de la tierra ha adquirido tanta gravedad como antes de la reforma agraria de 1953 y, lo que es peor, los más afectados son los campesinos indígenas, que ya no cultivan la tierra, abandonaron la Pachamama y migraron a las ciudades, creando cinturones de miseria, desempleo, delincuencia, etc., todo lo cual empeoró debido a que la cuestión agraria fue abandonada por el gobierno, al dedicarse a atender asuntos de mínima cuantía.
El candente problema de la tierra debe ser el primero que atienda el nuevo administrador de la cartera de agricultura, dando importancia a sugerencias de especialistas y centros de investigación en la materia, hoy subestimados, pero que, sin dudar, denunciaron que hay problemas que no solo causan el derrumbe de la producción y la pobreza de indígenas y campesinos, sino que amenazan a la seguridad de la nación y son, en última instancia, fuente directa o indirecta de golpes de Estado.